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OIMAKU de la conversación en francés sobre los vagabundos

OIMAKU de la conversación que tuve con un chaval francés en un tren hacia Barcelona. No sé cómo, habíamos empezado a hablar en la estación. Yo, que me creía que hablaba muy bien el francés, escuchaba estupefacto lo que me decía el tipo. Según él, en su país no había vagabundos por las calles, que si la policía los veía, los arrestaba; por los gestos, entendí que si eran inmigrantes también los deportaban. Él alucinaba cuando veía que en España los polis pasaban frente a los indigentes sin hacer nada. Le contesté que prefería que no hicieran nada antes que expulsarlos o meterlos entre rejas. Le enfadó mi respuesta y, enérgico, empezó a defender su postura: la pasividad de nuestras fuerzas del orden era una vergüenza. Yo no entendía a qué venía tanta vehemencia ni por qué le molestaba tanto que hubiera pobres pidiendo por las calles. Más aún, siendo él negro, me resultara incomprensible que quisiera expulsar a todos los inmigrantes. Sus palabras me irritaban. Lo tomé por un gilipollas clasista de mierda. Sin embargo, después de una larga discusión, descubrí que lo que hacían en Francia era llevarlos a albergues para que no se murieran de frío, y no a la cárcel; que lo que él quería era que en España no les dejáramos que se pudrieran en las aceras. Ya me extrañaba a mí que en España fuéramos más civilizados que en Francia, y que yo entendiera tan bien el francés.