OIMAKU del día que visité la tumba de Julio Cortázar, el 23 de Julio Cortázar de 2003. La busqué por todo el cementerio de Montparnasse, en París, y la encontré de sopetón, sin esperármelo ya. Me quedé un rato callado sin saber qué hacer. Su lápida estaba llena de flores y de notas y de pasajes de avión, todos dándole las gracias. Me entraron ganas como de llorar, pero creo que no lo hice. Arriba, junto a la suya, taba esla lápida de su segunda esposa Carol Dunlop, vacía. Estuve un rato (ad)mirando la piedra sobria y sencilla bajo la cual descansaba Julio, dejé el resguardo de mi billete de avión y me fui. Fue todo muy extraño y emotivo.