OIMAKU del disco de consolación que regalaba Constantino Romero en el concurso Alta Tensión. La cantinela de los malditos Clásicos Básicos en cada programa hacía que la música clásica sonara a fracaso, burla y salivazo. ¿Alguien puede imaginarse a un tipo que ha perdido mil euros de una tacada por elegir a Bugs Bunny en el panel de «Personajes animados con sombrero» escuchando a Haendel relajadamente en su casa? «Aleluya» no es la palabra que diría, precisamente.