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OIMAKU del Año Nuevo en Londres

OIMAKU del Año Nuevo en Londres. Mi novia y yo habíamos ido en autocar desde Southampton hasta Londres para recibir el 2008 desde el Támesis cuando, paseando por Portobello, nos encontramos a R., mi amiga de las clases de francés de la universidad. Una auténtica casualidad. Fuimos con ella a un bar a tomar algo donde nos robaron frente a nuestras propias narices la mochila en la que, por suerte, no llevábamos dinero pero sí un chorizo y una bolsa de pasta de estrellitas que habíamos comprado en una tienda de productos españoles. También había una bufanda que me hizo mi madre antes de marcharme. Comimos curry japonés en la calle y fuimos a ver la cuenta atrás al Támesis, lejos de la torre del Big Ben. Mientras lloviznaba y yo me cubría la cabeza con la bolsa de plástico donde nos habían servido los tuppers de curry, vimos la cuenta atrás proyectada en los edificios de la otra orilla. Había muchísima gente y un tipo pinchaba música a nuestras espaldas, en unos jardines. Estaba realmente feliz a pesar del robo. Luego nos despedimos de R. y fuimos a un pub con el metro y yo encontré una bufanda negra y gris en un banco, aunque me parece que estoy mezclando cosas de otro viaje. Puede que antes de las dos o las cuatro tuviéramos que coger el metro para llegar a la estación de autobuses porque terminaba el servicio. Acabamos mal durmiendo en la sala de espera de la estación. Tuvimos un gran follón porque en la mochila también estaba la hoja de reserva de los billetes de vuelta y tuvimos que suplicarle a un tipo pusilánime, gordo y vago que nos dejara subir, aunque no nos hizo ni caso. Por suerte, el jefe de los conductores de autocar, que nos había traído desde Southampton, se acordaba de nosotros y nos permitió subir. Fueron muchos los contratiempos pero recuerdo aquel Fin de Año con especial cariño.

OIMAKU de Vídeos de Primera

OIMAKU del programa mítico de Televisión Española Vídeos de Primera, presentado por Alfonso Arús. Es el programa que a día de hoy, cuando anacrónicamente aún se siguen emitiendo programas de este tipo a pesar de la existencia de Youtube, envejece peor en mi memoria. Cada vez me parece más malo y no recuerdo ningún vídeo que me haga gracia, aunque en su día me riese. Que el vídeo más galardonado acabara siendo el de «Se va el toro, se va por la barranquilla» ya da una idea de su criterio humorístico. Recuerdo que el mayor interés de aquel concurso era ver si en un descuido se le caía el peluquín al presentador.

OIMAKU de mi caída del árbol

OIMAKU de mi caída desde la rama de un árbol. La idea de subirse fue para una foto. Era la rama, enorme como un tronco, de un árbol que había cerca del camino de un parque. No recuerdo dónde fue ni con quién, pero recuerdo que mi acompañante no era capaz de trepar. La rama se extendía desde la base del árbol, a ras del suelo, e iba creciendo con una ligera inclinación hasta el camino, donde rebasaba la altura de mi pecho. Creyéndome capaz de subir, fui a la parte más baja y avancé seguro por la madera hasta el extremo final, quedando finalmente montado a horcajadas sobre la rama. Mi acompañante me dijo que me iba a sacar una foto y yo, sonriendo vanidoso y estúpido, adopté la pose del vencedor. En el momento que alzaba mis brazos con el signo de la victoria, mi cuerpo empezó a inclinarse ligeramente hacia la izquierda, girando súbitamente como la aguja de un reloj y estrellando mi cabeza contra el suelo. Lo que quedó al final retratado en la foto fue un pringado con cara de ido sacudiéndose el barro del pantalón. Un corredor que pasaba sonrió al verme.

OIMAKU del trabajo sobre el G-8

OIMAKU del trabajo sobre el G-8 para Ciencias Sociales en Bachillerato. Se trataba de hacer el seguimiento de un aspecto concreto de la guerra de Kosovo a través los periódicos durante un mes y redactar un informe con las conclusiones que coligiéramos. En aquella época andaba bastante desengañado con la escuela y, además, no sé muy bien por qué, tal vez por el hastío de leer la prensa, fui incapaz de hacerlo. Así que vagueé hasta la última semana, algo impropio en mí hasta la fecha. Y entonces, la divina providencia me sonrió, me sonó la flauta. Obligado por mi madre a tirar la basura, junto al contenedor encontré una hermosa bolsa de plástico de supermercado con diarios viejos de todo el mes. No cabía en mí de gozo. Y todos hablaban de la guerra. Supongo que porque era la sigla más visible, elegí el G-8. Recorté las noticias, las pegué en un anexo y me inventé un análisis y una reflexión. Mi nota fue un notable y es uno de los trabajos del que conservo un recuerdo más especial y alegre.

OIMAKU del VHS de las tres pelis

OIMAKU de la cinta de vídeo que aún tengo grabada con tres de mis películas favoritas durante la adolescencia: Gattaca, Shine y Grandes Esperanzas. La primera me encantaba por su historia distópica sobre la eugenesia y la segunda por el protagonista genial pero acabado y loco interpretado magistralmente por Geoffrey Rush. La tercera me encantaba por la historia de amor masivo, lacerante y total entre Gwyneth Paltrow e Ethan Hawke. Llegó hasta tal punto mi culto por aquellas películas que la cinta en la que están grabadas fue una de las pocas, sino la única, que se salvó de la invasión del porno de aquellos años.

OIMAKU de la canción de los Manic Street Preachers

OIMAKU de la canción If you tolerate this, then your children will be next de Manic Street Preachers. Cuando sonaba en la radio o ponían el videoclip en la tele, siempre subía el volumen. Luego, me olvidé de ella hasta tal punto de no ser capaz de recordar el título completo. Esta mañana me ha venido a la cabeza mientras preparaba el bocadillo del desayuno y pensaba en lo muy permisivas que estaban siendo las familias católicas con los casos de pedofilia.

OIMAKU de un gag de La Trinca

OIMAKU de un gag de La Trinca. Creo que sucedía en la aduana de un aeropuerto donde Toni Cruz, el más alto, llegaba con un carro en el que transportaba una maleta enorme. El guarda de la aduana, Josep Maria Mainat, lo veía y, sospechando del tamaño del equipaje, se lo hacía abrir. Para sorpresa del guarda, la maleta estaba llena de prótesis de pechos. Flipado, el segurata empieza a tocarlos, y cada vez más fascinado, y más contento. Pero, finalmente, al apretar uno de ellos, se levanta de debajo de las prótesis una chica y le planta un guantazo en toda la cara. Surrealista y genial. Todavía me parto.

OIMAKU de la batalla de Rock Lee y Gaara

OIMAKU de la batalla de Rock Lee y Gaara en la serie de dibujos Naruto. Me provocó la misma fascinación que de niño sentía con Dragon Ball. El personaje de Rock Lee, inspirado en Bruce lee, y su sensei, basado en Jackie Chan, son la expresión máxima, llevada hasta la exageración histriónica, de la idea nipona de esfuerzo y sacrificio. Este combate fue unos puntos álgidos de una serie para adolescentes que ha ido decaído considerablemente. La animación de los movimientos y técnicas de lucha están muy bien conseguida, consiguiendo mantenerte pegado a la pantalla sin rayos ni kamehameha. Lo catalogaría de «épico» pero ya me ha quedado suficientemente freaky este recuerdo.