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OIMAKU de los sorteos por carta

OIMAKU de los sorteo por carta que se hacían en televisión antes de que hubiera móviles. Recuerdo que siempre estaba allí el «señor Notario» y el presentador; a veces, también estaba una de las azafatas del programa. El presentador o la azafata lanzaban las cartas al aire para atrapar una al azar. Recuerdo un concurso en el que, directamente, las hacían volar dentro de un tubo. Luego abrían el sobre para descubir al afortunado y había veces en que leían un fragmento de la carta. Tenía su qué toda aquella parafernalia. Los actuales sorteos por SMS son asépticos (y sospechosos).

OIMAKU de Vídeos de Primera

OIMAKU del programa mítico de Televisión Española Vídeos de Primera, presentado por Alfonso Arús. Es el programa que a día de hoy, cuando anacrónicamente aún se siguen emitiendo programas de este tipo a pesar de la existencia de Youtube, envejece peor en mi memoria. Cada vez me parece más malo y no recuerdo ningún vídeo que me haga gracia, aunque en su día me riese. Que el vídeo más galardonado acabara siendo el de «Se va el toro, se va por la barranquilla» ya da una idea de su criterio humorístico. Recuerdo que el mayor interés de aquel concurso era ver si en un descuido se le caía el peluquín al presentador.

OIMAKU de la pareja del opening de Érase una vez la vida

OIMAKU de la pareja que aparecía en la canción del comienzo de los dibujos animados de Érase una vez la vida. Era una pareja de adultos formadas por dos de los personajes característicos de la serie: el chico guapete y la chica morena. Ambos salían en pantalones, con el pecho descubierto. Recuerdo que siempre la miraba a ella. Se acercaban el uno al otro en mitad de un prado y se fundían literalmente en un abrazo: se transformaban en una esfera que ascendía al cielo y daba como resultado el sol. De fondo, sonaban las últimas notas de la canción cuya letra decía «en el fondo de su corazón». Me encantaba aquella serie.

OIMAKU de la retransmisión del 11-S

OIMAKU de la retransmisión del 11-S. Estaba en casa de mi padre, cuando mis padres vivían juntos allí. Cortaron la emisión normal de la tele para poner una noticia de Última Hora. Era una de las dos torres gemelas echando humo. Un avión se había estrellado. De repente, parecía que se acababa de estrellar otro avión. No estaba muy claro. Se hablaba ya no de accidente sino de posible atentado. Recuerdo que lo miraba como la escena de una peli de acción. Era una situación un poco increíble. Entonces, el locutor empezó a decir algo con voz alarmada. Una de las torres colapsaba y se venía abajo. Y luego la otra. Ver aquellas moles derrumbarse era poco más que imposible de asimilar fuera del celuloide.

OIMAKU de los Clásicos Básicos

OIMAKU del disco de consolación que regalaba Constantino Romero en el concurso Alta Tensión. La cantinela de los malditos Clásicos Básicos en cada programa hacía que la música clásica sonara a fracaso, burla y salivazo. ¿Alguien puede imaginarse a un tipo que ha perdido mil euros de una tacada por elegir a Bugs Bunny en el panel de «Personajes animados con sombrero» escuchando a Haendel relajadamente en su casa? «Aleluya» no es la palabra que diría, precisamente.

OIMAKU del grito huracanado

OIMAKU de los dibujos de Pepe Potamo y de su grito huracanado. El protagonista era un hipopótamo lila vestido de safari, salacot incluido, que se dedicaba a tumbar a todo bicho viviente con su bramido atroz. Cada vez que lo hacía, la boca se le hacía gigante y su cuerpo se elevaba en el aire por la misma fuerza del berrido. Soy incapaz de recordar el argumento de ningún episodio o de encontrarle algún sentido a que un hipopótamo vistiera de cazador. Lo único que guardo en mente es el creciente deseo que tenía de niño a que llegara el momento del episodio en que Pepe Pótamo soltaba su infalible GRIIIITO HURACANAAAADO.

OIMAKU de Filiprim

OIMAKU del concurso Filiprim de TV3, y de su presentador don Josep Maria Bachs con su bigote y su pajarita enormes, y de aquel viejo gamberro y calvo que lo acompañaba y que todavía aguanta el maldito con casi cien años y loco como una chota pero un cachondo al fin y al cabo, y sobre todo no olvido, ni olvida nadie que viera el programa, la frase de despedida con la que el senyor Bachs concluía indefectiblemente cada uno de los programas que presentó, no, imposible olvidarlo: «Tanquem la paradeta».

OIMAKU de los anuncios del canal Playboy

OIMAKU de los anuncios, yo vi dos, que hicieron para presentar el canal Playboy por Satélite, hace años. Los daban de madrugada y, obviamente, eran altamente machistas. En uno aparecía un tipo desayunando mientras un pibón en ropa interior le preparaba el desayuno; seguidamente, detrás aparecía otra que tal baila, despeinada, dándole los buenos días. Este es pasable, digamos. Pero el más fuerte era el otro, el de un tipo viendo la tele, comiendo palomitas muy a gusto. La cámara lo filma de barriga para arriba y, de repente, otra modelo impecable asoma su cabeza desde la parte inferior de la pantalla; él, suavemente, le vuelve a empujar la testa para abajo, y sigue disfrutando con sus palomitas. El lema era algo como «La vida mejor con Playboy». En fin, muy fuerte.